lunes, 1 de enero de 2018

Reorganizar la vida cuando estan los niños en vacaciones




Vacaciones.Familia reorganiza la vida.

Los alumnos  y los docentes finalizan las clases para disfrutar de sus vacaciones.

Miles  de niños , jóvenes  maestros y profesores ,  estrenan vacaciones con la ilusión y las ganas de disfrutar  de un verdadero descanso intelectual.

Para la mayor parte de la población adulta de nuestro país pasó ya la temporada mas ajetreada del año. En algunos casos el trabajo fue más intenso, en otros no.

Sea cual fuere el caso, las responsabilidades asumidas generaron mayores horas de trabajo y dedicación ,esfuerzo, disciplina , hábitos, generando a veces angustias, a veces alegrías ,otras cansancio y también  estrés.

Sentimientos contradictorios de los docentes y los alumnos.



Algunos colegios y escuelas de la ciudad culminan en el mes de diciembre ,el año lectivo y puede observarse, especialmente, en los rostros de los estudiantes de que cursan su último curso y grados superiores ,sentimientos de alegría y tristeza. Estos sentimientos ambivalentes son fáciles de explicar.

Es que si bien, por un lado hablamos de alegría ,  es porque se termina  una etapa y empiezan  nuevas experiencias y adaptaciones con un previo y merecido un descanso , por el otro lado, sentir tristeza y nostalgia es comprensible, porque durante el año se han construido fuertes relaciones de amistad, afecto, compañerismo que cuesta abandonar,  porque las personas que hasta hace poco compartían cosas y momentos juntos en el diario vivir ,  toman distancia y toman rumbos diferentes.

El fin del período lectivo se vive de muchas maneras.

Es un hito importante en la vida escolar y en las personas que lo integran. Fiestas de fin de curso, paseos de fin de año, medallas, recuerdos, palabras emotivas que tiñen esos días de profundo sentimentalismo. Salidas y festejos se viven con intensidad.

La manera en que se concreta el fin de curso revela emociones, actitudes, formas de pensar la realidad que hasta este momento era rutina.

Es el momento en que todos nos ponemos sensibles a la hora de  hacer un balance del año, de lo bueno que nos ha pasado  y de lo malo que tuvimos que vivir , de todo aquello que hemos hecho y de las cosas que hacen que el año haya sido diferente, o igual, o mejor o peor que otro.




¿Con quien se van de vacaciones los niños?

Llega el verano y  con él las vacaciones escolares. Muchos padres se preguntan ahora qué hacer con los hijos, cómo combinar el tiempo libre con actividades que le supongan algún tipo de enriquecimiento intelectual, personal.

Muchas familias deben planificar bien estas vacaciones. Sobre todo aquellas de padres separados o de familias ensambladas porque por lo general cada padre o madre quiere pasar. Algunos padres y madres deben compartir a sus hijos en estos períodos. Por lo que los niños se tensionan o se alegran a la hora de elegir con quien pasar sus vacaciones.

Promesas que van y vienen y  pequeños caprichos  de los niños ,son  situaciones que la familia debe  enfrentar a la hora de satisfacer las demandas para que todos estén contentos .Familias unidas con un destino en común y familias compartidas que sobrellevan la convivencia en  estos días de grandes cambios en los hogares.

Los hijos de padres divorciados aprovechan esta oportunidad para pedir todo lo que no tienen el resto de los meses y los padres o madres  se desviven para no desilusionarlos. Es bueno usar un término medio.

Muchas veces las vacaciones de los adultos no coinciden con la de los niños.

Para muchos padres las vacaciones escolares representan una etapa complicada. A las dificultades típicas se suman los problemas de esa larga convivencia y con la preocupación de cómo hacer pasar lo mejor posible a los que deben descansar. Padres-madres, abuelos, tíos e hijos pasarán a convivir mas horas en casa , no son ajenos a  este inevitable cambio  que les demanda tomar decisiones con respecto a horarios, ocupaciones, relaciones.

Hay desajuste entre los horarios y las vacaciones escolares y los horarios laborales de los padres y madres.

Todas las personas, de todas las edades tienen un espacio para reflexionar  a terminar el año.

Cada uno se les viene a la mente como una serie de diapositivas mentales imágenes de sucesos o hechos más importantes. Otros quedan detrás. Los simples , las rutinas.

Para unos el año pasó volando ,para otros duró una eternidad.

Para aquellos que  terminan este año la primaria las emociones van desde la alegría, hasta la congoja.

¿Los esfuerzos y el trabajo han sido provechosos?



Terminar el año escolar no siempre es  como uno piensa.

Aprobar o reprobar es una decisión difícil en la que deben estar involucrados los padres y el colegio. El impacto de la repetición puede ser distinto para cada niño dependiendo de muchos aspectos principalmente el que tiene que ver con las diferencias individuales. Muchos niños se benefician con el hecho de volver a cursar un grado, y los cambios, aunque dolorosos pueden reportar resultados positivos. Sin embargo, para otros ,puede experimentarse como una fuerte sensación de fracaso.

Para los niños pequeños la mayoría de las veces esta decisión resulta beneficiosa, ya que la inmadurez es el motivo más frecuente por el cual no alcanzan los objetivos curriculares. El asunto, en este caso, es cuestión de tiempo y "quedarse repitiendo" es ganar en autoestima, confianza y seguridad en sí mismo. Cuando son adolescentes la situación es un poco mas difícil por que las relaciones sociales están mas estructuradas y no avanzar al año siguiente implica el alejamiento de su grupo de amigos que en ese momento es un referente de gran influencia. Sin embargo, muchas veces ellos mismos son conscientes que avanzar con ‘lagunas’ puede acarrearles más problemas en los años siguientes.

Lo más importante es evaluar de manera precisa la situación particular con el propósito de comprender los factores que influyen en el aprendizaje exitoso. Perder el año  como se dice comúnmente o reprobar ,no tiene que ser una tragedia familiar y por eso dejar a los niños o niñas sin el disfrute de sus vacaciones..



Las vacaciones no se viven siempre de la misma manera…







Los padres tienen que tener en cuenta que los hijos crecen. Que de marzo a ahora han madurado notoriamente. Que lo que se planificó el año pasado quizás no resulte este año. Hay que ponerse las pilas y estar al tanto de los intereses según las edades.

De repente descubren que sus hijos han crecido, o que ya no les sirven las actividades del año anterior, que les plantean situaciones o problemáticas diferentes, que los ponen a prueba.

A veces las vacaciones se convierten en una carrera de obstáculos, cuando en realidad deberían constituir una oportunidad magnífica para profundizar en las relaciones y en el descubrimiento de cómo van evolucionando los miembros de la familia. Las vacaciones son el momento ideal para nuevas experiencias, para fortalecer afectos, quitar tensiones, potenciar encuentros…

Muchas veces es bueno recurrir a los abuelos o tíos para realizar encuentros y fortalecer vínculos que durante el año debido a las agendas de los chicos era imposible .

Hay que saber planificar unas buenas vacaciones. Para que sea posible, es necesario tener  ideas claras para no cometamos, como no perder el rol y  lugar de padres ;al dejar libremente la elección a los niños de donde pasar y con quien las vacaciones.

Cuidarlos si pero…evitar el  exceso hasta el punto que las vacaciones no sean un disfrute; Además recordar que todos los hijos no tienen los mismos gustos. Hay que contemplar todas las edades.

¿Quién se acuerda de los docentes?



Las instituciones educativas entran en receso. En un corto letargo. Sin los niños o los adolescentes las aulas quedan silenciosas esperando que culminen las vacaciones para albergar a los alumnos nuevamente. Es que sin ellos, los maestros y profesoras no tendrían sentido concurrir.

Los docentes que han generado un fuerte vínculo que trasciende  más allá de lo pedagógico también tienen estos mismos sentimientos que tienen los alumnos y los padres de éstos. Cuesta “ despegarse” del grupo formado  donde se compartieron muchas cosas fuertes y vivencias enriquecedoras. Piensan en los proyectos, en los objetivos propuestos al comienzo del año, en sus expectativas para que los saberes hayan dado frutos.

Pero también es bueno  pensar en   sus vacaciones y saben recordar  a menudo  alguna anécdota del año o extrañan a los niños que han estado cientos de días en las aulas.

Y casi siempre comparten un sentimiento en común con sus alumnos… ¡las vacaciones son cortas!

Ana María Castro Luca


Docente.

E Licenciatura  en C.  de  la  Educación

anamaria28@hotmail.com

La prisa como estilo de vida

Art,386

La prisa como estilo de vida

No va más rápido el que más corre. Priorice, diga no y establezca horarios. Su existencia y su trabajo se beneficiarán del cambio.

 

Cuánta gente anda corriendo de un lado para otro sin saber a dónde va ni a qué ha ido, y sin llegar a valorar si necesitaba ir de prisa o si podría haber hecho lo mismo a otro ritmo. La prisa no es un valor añadido. Nadie es mejor profesional ni mejor persona porque vaya rápido a todos sitios o porque exprese lo estresadísimo que está.
¿Ha calculado cuánto tiempo gana cuando va a toda velocidad? La mayoría de las veces, ir deprisa no implica caminar más rápido o pensar de forma más ágil. Significa estar y sentirse internamente acelerado.
Imagínese encontrándose con alguien conocido que le saluda mientras habla por el móvil a la vez que mira el reloj, le estrecha la mano y le sonríe para mostrar lo feliz que se encuentra. Cuando cuelga, le abraza efusivamente, le dice que anda liadísimo, que va todo el día corriendo, que todo está fatal y que no puede esperar más para coger vacaciones. A usted apenas le deja hablar, no le pregunta cómo le va, se despide diciendo que a ver cuándo quedan y sale disparado. Escenas como esta se viven todos los días en la calle de una gran ciudad.
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En este siglo acabaremos con las enfermedades, pero nos matarán las prisas”
Gregorio Marañón
Muchas personas viven aceleradas e instaladas en la prontomanía, en la necesidad de contestar a todo de forma inmediata como si no hubiera un mañana. Da la sensación de que la prisa da prestigio porque indica que está ocupado, muy ocupado, y eso se interpreta como que es un gran profesional. Falso. La velocidad también puede ser sinónimo de mala gestión del tiempo, de desconcentración, de olvidos y desequilibrio personal y profesional. Mucha gente no dejaría sus asuntos importantes en manos de alguien que no tiene cinco minutos para sonreír, para preguntar cómo estamos, para hablar de forma conversacional un momento y transmitir paz y sosiego.
La persona que convive con la prisa lo hace también con el estrés y la ansiedad, no ­disfruta del momento porque está anticipando el futuro. Deja la vida pasar porque no observa lo que ocurre en el presente y no ­escucha lo que le dice la gente porque su cabeza piensa a 200 revoluciones. También tiene más probabilidad de tener un accidente porque se salta límites con tal de ahorrar tiempo.
La prisa llega a convertirse en un estilo de vida. De hecho, mucha gente no sabe qué hacer con su tiempo libre cuando lo tiene. Estar desocupado les produce malestar, sensación de pérdida de tiempo, incluso falta de autoestima porque… “¿cómo puede ser que no esté haciendo ahora algo, qué dice eso de mí?”. Para este tipo de personas, el aburrimiento es algo desagradable, vacío y sin sentido. Por eso siguen corriendo aunque ni siquiera sepan hacia dónde.

anna parini
¡Basta! Pare, reduzca, contemple, mire a su alrededor y levante el pie del acelerador. Tiene derecho a elegir el ritmo que quiere imprimir a su vida, a tener tiempo para su ocio, para pasear sin rumbo solo por el placer de hacerlo. El tiempo no es algo que deba consumir en grandes cantidades y a borbotones. El tiempo es algo para saborear, incluso cuando tiene que entregar un informe de forma urgente. ¿La calidad de ese trabajo será mayor si lo redacta estresado? ¿Encuentra mejores soluciones? ¿Es más creativo? ¿La vida le va mejor y disfruta más de ella? La respuesta a todas estas preguntas es un rotundo no.
Hacer cientos de cosas y no disfrutarlas es como no hacer nada. Las personas con calma, las que optimizan su tiempo para trabajar y disfrutar de la vida en todos los sentidos, dan buen rollo y, a más de uno, envidia. ¿Cómo lo consiguen?
Priorizan. ¿Qué es importante y qué no lo es? Es una pregunta difícil a la que cada uno contesta de forma diferente porque depende de una escala de valores personal. Para unos es la familia; para otros, el trabajo o la propia felicidad. La respuesta no importa porque ninguna de ellas es buena ni mala. Lo que sí interesa es ser coherente y actuar conforme a lo que cada uno establece como relevante. Si cree que la familia es lo más importante, pero dedica todo su tiempo al trabajo, andará corriendo para sacar un momento para su prioridad. Ordene su agenda en función de sus preferencias, con sentido común y responsabilidad.
Se ponen límites en los horarios. Establecerlos nos ordena y agiliza la mente. Saber que a una hora concreta el trabajo tiene que estar acabado centra la atención en la actividad. Si esa acotación no existe, el cerebro se dispersa porque sabe que dispone de todo el tiempo del mundo para resolver lo que tiene entre manos. Los límites permiten prestar atención a lo importante; sin distracciones que le exigirán un nuevo proceso de calentamiento para concentrarse en la actividad que es realmente prioritaria. Cada vez que rompe su proceso de concentración, enlentece la tarea, y luego llegan las prisas para acabarlo todo. Suspira pensando en que no llega, se queda en la oficina más tiempo del que desearía, se siente culpable por no regresar a casa antes y vuelve a correr para recuperar lo que perdió por no gestionar bien su tiempo.
Una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo”

Gilbert Keith Chesterton
Dicen una palabra mágica: NO. La conducta servicial no puede convertirse en actitud servil. Si antepone los deseos de los demás siempre antes que los suyos, luego no llegará a poder gestionar sus asuntos. Sus actividades y su relajación son importantes. Esta situación lleva a una vida insatisfecha, en la que predomina la idea de que no tiene espacio para usted mismo y de que sus actividades no son importantes. Muchas personas piensan que dedicarse tiempo es egoísta, porque son ratos que podría invertir en los demás. Pero no es así. Su bienestar psicológico y físico depende de su capacidad de disfrute.
Desconectan. Del móvil, del WhatsApp, del trabajo, del correo electrónico, de todo lo que les impide disfrutar de otros momentos. Uno de los usos negativos de la tecnología es convertir todo en algo inmediato. No está obligado a contestar a toda la información entrante en el instante. La mayoría de ellos no son urgentes. Si lo fueran, le llamarían. Es usted quien ha decidido que tiene que responder a todo con prisa porque ha cogido ese hábito, porque no tiene paciencia o porque cree que el que le escribe podría molestarse. Aprenda a retrasar, sobre todo si en ese momento está realizando otra actividad que requiere de su atención.
Utilizan técnicas que permiten relajarse. Yoga, pilates, deporte, un baño de agua caliente, una llamada de teléfono larga y relajada o una copa de vino al calor de la chimenea. Para estos momentos siempre hay un espacio. Se trata de repartir las horas de forma que obligaciones y ocio estén equilibrados.

Para saber más

El libro
‘Momo’, Michael Ende.
La película
‘El guerrero pacífico’, Víctor Salva.
La frase
“Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir”. Robert Louis Stevenson
No buscan la perfección, buscan estar a gusto con sus vidas. Hay personas que buscan mejorar, crecer y superarse. Y hay otras que se obsesionan con que todo sea perfecto y esté controlado. La perfección no existe, ni en la tecnología, ni con nuestro físico, ni en la destreza o habilidad para desarrollar un deporte. Perderá mucho tiempo intentando que algo sea perfecto. Basta con que esté rematadamente bien, no necesita que sea perfecto. Es más, muy poca gente será capaz de apreciar ese nivel de excelencia al que ha dedicado tantísimas horas y que le ha impedido alcanzar el punto anterior: relajarse y desconectar.
Fluyen. Están presentes, disfrutan y observan lo que acontece a su alrededor. No buscan qué hacer a continuación, sino que se dejan llevar por el momento. Dedican tiempo a la vida contemplativa. Para disfrutar del momento, usted debe estar en el presente, en el “esto, aquí y ahora”. Repetirse estas palabras de vez en cuando le permitirá recordar la importancia de los detalles, de atender su momento en lugar de anticipar el futuro.
Y recuerde: los segundos o minutos que gana corriendo no compensan todo lo que pierde en calidad de vida.

 Lic en Cs Humanidades

Ana M.Castro Luca